Aceptación...el incalculable valor de la amistad

Durante toda tu vida personas llegan y
personas se van. He conocido algunas amistades que han durado toda una
vida, incluso llegan a ser más fuertes que un lazo sanguíneo. Dicen por ahí
también "que los amigos son la familia escogida y que entre mujeres, la
amistad es tan poderosa que mejora la salud". También dicen que los amigos
se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos, no amigos.
Aún conservo algunas cartas
cursis de esas que uno escribe en la secundaria de "te amo mil",
"eres mi mejor amiga". Estas cartas en dónde todas tus cualidades
se resumen en un "eres de pelos" y de todas las personas que
firmaron aquellas cartas sólo una me acompañó hasta ahora mis 35 años y ese
utópico "nunca cambies" con el que se cerraba cada una de esas cartas
con ella se transformó en un "¡wow! cómo hemos cambiado y aquí
seguimos". Si, la gente cambia conforme crece, conforme vive, hasta que en
la adultez casi llega a definir su personalidad y el "eres de pelos"
se cambia por un cúmulo detallado de emociones, cualidades, carácter,
temperamento, gustos, experiencias etc.
Verán, todos tenemos esos detalles de
nuestra personalidad que nos enloquecen hasta a nosotros mismos. Educación,
valores, temperamento, y todo lo que forma el costalito de piedras que es
nuestra personalidad. Y conforme recorremos el camino, algunas experiencias
abren baches que se convierten en necesidades emocionales, así es y nos pasa a
todos.
La necesidad de ser aceptados, de
pertenecer y de ser amados es quizá la que más nos domina.Todos queremos
que nos quieran y en esta búsqueda de aceptación adoptamos estilos, actitudes,
comportamientos "correctos", etc. Con expectativas, roles y zapatos
que llenar para sentirnos amados, acabamos traficando con nuestra esencia. Sin
embargo, una de las misiones que tenemos en la vida es la de descubrir nuestro verdadero
y resplandeciente ser, como ya he dicho en otros artículos, esa parte nuestra
de origen divino...para eso Dios creó a los amigos...para ayudarnos a
encontrarnos a nosotros mismos.
Una amistad verdadera no es la que
conoce lo peor de ti y lo aguanta, esa es resignación; un amigo
verdadero es el que se muestra de espejo para que veas la mejor versión de
ti mismo porque la conoce y recibe lo que eres capaz de compartirle a
partir de ella, eso es aceptación.
Aceptar es recibir de forma voluntaria
y sin oposición quitando del horizonte a las expectativas y las falsas figuras;
nos permite ver la realidad y establecer relaciones honestas, las cosas son
como son y las personas también.
En una amistad auténtica tienes la
libertad ser tal cual eres, de ser dueño de ti mismo y de tomar tus
propias decisiones, de vivir tus experiencias y compartirlas, de celebrar las
buenas y de sentirte apapachado en las malas.
Decir "te amo tal cual eres y sin
importar que hagas" porque no depende de ti ni de tus decisiones, depende
sólo de lo que yo puedo ver en ti y te dejo ser", es el mejor regalo que
podemos darle a alguien.
Como todo lo que damos en la vida, la aceptación también es reciproca,
primero de ti para ti. Cuando aceptas a alguien tal cual es habla de la
capacidad de aceptarte a ti mismo porque no podemos dar lo que no tenemos, y
segundo, aceptar implica tranquilidad y paz para ti mismo, dejar de pelear con
lo que quisieras que el otro fuere y dejar de controlar lo que decide, aceptar
es darte la libertad de amar sin condición.
Platicando con la que hoy es mi mejor
amiga y después de dar un breve recorrido por nuestra amistad de ya algunos
años coincidimos que ha sido una bendición para ambas el apoyarnos para crecer
en nuestros propios caminos, nuestra amistad ha sido una gran oportunidad
de aprender acerca de nosotras mismas, ella me ha enseñado a conocer mi mejor
versión, la que sabe recibir, la que comprende, la que da, la que confía,
la que ama.
Compartir un camino de crecimiento en
perfecta libertad no tiene precio, es incalculable el valor de ese intercambio
porque se da en los más altos niveles de consciencia y de amor.
No somos ni perfectos ni infalibles
pero si somos amados tenemos la oportunidad de transformarnos, de crecer y de
cumplir con la misión de vida de descubrirnos y brillar.
No he recibido una carta cursi en
muchos años, a cambio todos los días recibo la libertad y el respeto a ser
quien soy con todas mis piedritas y baches. El nunca cambies se convirtió en un
camino de crecimiento y transformación en libertad.
Que orgullosa me siento de poder estar en ese camino de vida que nos toco compartir mi amada niña.como has crecido eres grande.
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